Día internacional de la Energía Limpia

Energía limpia para todos…

La energía afronta un doble desafío: no dejar a nadie atrás y proteger el Planeta. Y para conseguirlo, la energía limpia es clave.

En un mundo en lucha contra el cambio climático, la energía limpia reduce emisiones y tiene la capacidad de distribuir electricidad en aquellas comunidades que carecen de acceso a fuentes de energía confiables. Y es que en la actualidad 675 millones de personas viven en la más absoluta oscuridad; 4 de cada 5 se encuentran en el África subsahariana.

La conexión entre energía limpia, desarrollo socioeconómico y sostenibilidad ambiental es crucial para abordar los problemas a los que se enfrentan las comunidades vulnerables en todo el mundo.

… y para nuestro Planeta

Pero el adoptar energías limpias también es crítico en la lucha contra el cambio climático.

Una gran cantidad de los gases de efecto invernadero que cubren la Tierra y atrapan el calor del Sol se generan debido a la producción de energía, mediante la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas) con el objetivo de generar electricidad y calor.

La ciencia es clara: si queremos limitar el cambio climático, debemos evitar depender tanto de los combustibles fósiles e invertir más en fuentes de energía alternativas que sean limpias, accesibles, asequibles económicamente, sostenibles y confiables.

¿Sabías que…?

  • Los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) generan casi el 90% de todas las emisiones de dióxido de carbono.
  • Según los científicos, para evitar los impactos más negativos del cambio climático, es necesario reducir las emisiones a casi la mitad en 2030 y alcanzar las cero emisiones netas en el año 2050.
  • Los combustibles fósiles siguen liderando la mayor parte de la producción energética, aunque las fuentes de energía más limpias, tales como la energía eólica, solar, geotérmica, hidroeléctrica van ganando terreno. Cerca del 29% de la electricidad proviene actualmente de fuentes de energía renovables.

Información tomada de: https://www.un.org/es/observances/clean-energy-day

Elena Arizmendi

Elena Irene Arizmendi Mejía nació el 18 de enero de 1884 en la Ciudad de México. Fue la se- gunda hija del matrimonio entre Isabel Mejía y Jesús Arizmendi. Una parte de su infancia estuvo en Oaxaca bajo la tutela de su abuelo materno Manuel Mejía, general y secretario de Guerra y Marina durante el gobierno de Benito Juárez.
De regreso a la capital del país, fue inscrita en el hoy conocido Colegio de las Vizcaínas, para recibir la instrucción primaria. En 1909 ingresó a la Escuela de Formación de Enfermeras del Hospital de Santa Rosa en San Antonio Texas. Su estancia en Texas le permitió conocer a Francisco I. Madero y a Sara Pérez, como exiliados, y gracias a la estrecha relación que se estableció, Elena simpatizó con el maderismo, por lo que decidió suspender sus estudios y regresó a México en abril de 1911.
Elena se enteró del servicio limitado que ofrecía la Cruz Roja a los heridos en batalla, atendien- do sólo a los del Ejército Federal. Tal acontecimiento la incitó a crear una organización hu- manitaria en atención a las otras fuerzas revolucionarias. Es así como se fundó la Cruz Blanca Neutral el 5 de mayo de 1911 con el lema “Por la Humanidad”. La primera Brigada de la Cruz Blanca Neutral viajó a Ciudad Juárez el 11 de mayo de 1911, integrada por los doctores Antonio Márquez e Ignacio Barros, como jefe y subjefe respectivamente; además de es- tudiantes de medicina y algunas otras enfermeras, entre ellas, Arizmendi. La Cruz Blanca Neutral obtuvo rápidamente el reconocimiento de Francisco I. Madero.
La Cruz Blanca constituida como una sociedad de beneficencia, fue perdiendo capacidad opera- tiva desde 1912, y en 1913, año del cuartelazo contra Madero, dio por terminadas sus activi- dades. Elena cerró un ciclo de vida marcado por la revolución en 1916 para independizarse en la ciudad de Nueva York. De inmediato se dedicó a diversas actividades: tuvo una casa de huéspedes, dio clases de música, se dedicó al periodismo y a la creación de un proyecto inter- nacional con inquietudes feministas y literarias: “La Liga de Mujeres Ibéricas e Hispanoameri- canas”, contando con un órgano informativo: Feminismo internacional, revista mensual ilus- trada dedicada al mejoramiento moral, cultural y económico de la mujer. En 1927 escribió la novela Vida Incompleta. Apuntes sobre mujeres de la vida real, con tintes autobiográficos.
Fue hasta 1936, cuando la Cruz Blanca Neutral le reconoció su gran labor en el fulgor de la revuelta armada ante su vigésimo quinto aniversario. Arizmendi regresó a México dos años después, empeñada en mantener en pie el proyecto de la Cruz Blanca, ofreciendo servicios de asistencia social en beneficio de la infancia, dispensario médico y una policlínica. Falleció en 1949

Información tomada de: https://sitios.segob.gob.mx/work/models/FomentoCivico/Documentos/PDF/Mujeres/15_Elena_Arizmendi.pdf

10 curiosidades sobre los Reyes Magos

1. Qué dice la Biblia

De los textos canónicos –los aceptados por la Iglesia católica como parte del Nuevo Testamento– sólo el Evangelio de San Mateo los menciona. El relato de su llegada a Jerusalén para adorar «al rey de los judíos que acaba de nacer» y del intento de Herodes de utilizarlos para localizar a Jesús es muy escueto. Otras tradiciones cristianas, como el Evangelio de la infancia (siglo II), dan más detalles, como que los acompañaban tres legiones (persas, babilónicos y asiáticos).

2. Magos, pero no reyes

El relato bíblico los llama Magos, pero en ningún momento se alude a su condición de monarcas. Su presunto estatus real es una elaboración posterior. Respecto a que practicantes de la magia –castigada en la Biblia– fueran admitidos en presencia de Jesús, hay que tener en cuenta que el término griego magós no solo significaba hechicero, sino también «hombre sabio o de ciencia».

3. ¿Tres, siete, doce…?

Tampoco el Evangelio dice cuántos eran. De hecho, según otras tradiciones podrían haber sido siete o doce (este es el número que les otorgan los armenios). Pero, debido a que los regalos al Mesías son tres –oro, incienso y mirra–, el teólogo Orígenes les asignó esa cifra en el siglo IV, y en el V el papa León I estableció oficialmente su número en tres para toda la cristiandad.

4. Origen de sus nombres

Otro «dato» que no procede de la Biblia. Las primeras referencias están en dos textos del siglo V, que los llaman Melichior, Gathaspa y Bithisarea y Melkon, Gaspard y Balthazar. Y en un mosaico del siglo VI en la iglesia de San Apolinar Nuovo (Rávena, Italia) aparecen sus figuras y, sobre sus cabezas, los nombres que hoy todos conocemos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

5. Interpretaciones históricas

Según una teoría, en el tiempo en que se escribió el Evangelio de Mateohabía más conversiones paganas al cristianismo que entre los judíos, y las figuras de los Magos de Oriente tendrían una función de proselitismo (si los de fuera adoran a Cristo, ¿por qué no vosotros?). Según otros, representan a los tres continentes entonces conocidos (Europa, África y Asia), o habrían sido sacerdotes persas o incluso doctores babilónicos.

6. La fecha del 6 de enero

En principio, en ese día se celebraba la llamada Epifanía (revelación de Jesús al mundo no judío), aunque ya en otras culturas el 6 de enero era una fiesta relacionada con el solsticio de invierno. Y en el siglo V se identificó dicha fecha con la Adoración de los Reyes Magos y la palabra epifanía pasó a designar asimismo ese episodio del rito católico.

7. De dónde viene el roscón

El dulce más típico de esta festividad podría remontarse a las saturnales romanas (fiestas en honor de Saturno) o ser una representación comestible de la corona de adviento (guirnalda de ramas de origen remoto que fue adoptada por la Iglesia católica en el siglo XVI).


8. Desde cuándo hay cabalgatas

Es una costumbre relativamente reciente. La Cabalgata de los Reyes Magos –desfile de carrozas que se celebra el 5 de enero por la tarde en España, Andorra, República Checa, Polonia y algunas localidades de Portugal y México– salió por primera vez a la calle en Barcelona en 1855.

9. La Pascua de los Negros

Es una de las tradiciones más curiosas. En tiempos de la colonización española, en Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, México, Uruguay, Chile y Paraguay el 6 de enero era día de asueto para los esclavos africanos, que salían a las calles a bailar. Por eso esta fecha se sigue conmemorando en algunos lugares de América como Pascua de los Negros o día de San Baltasar.

10. El cuarto Rey Mago

También existen leyendas que hablan de un cuarto Rey Mago llamado Artabán, que habría interrumpido su camino para curar a un viejo moribundo y que por tanto habría llegado tarde a Judea, donde sería apresado y encerrado treinta años en el palacio de Jerusalén. El teólogo presbiteriano Henry van Dyke recogió esta historia en su cuento navideño El otro Rey Mago (1896).

Información tomada de: https://www.muyinteresante.es/historia/35025.html

Isaac Asimov

6 Hábitos de Isaac Asimov para escribir

“El nombre de Isaac Asimov está asociado, para muchos, con la ciencia ficción; sin embargo, el autor de Fundación, El fin de la eternidad o Yo, robot también llegó a publicar una Breve historia de la química, una Historia de la República de Roma en tres tomos, otro trabajo en igual número de volúmenes destinado a entender la física, un folleto sobre la Luna y un libro básico sobre la fotosíntesis, monografías sobre la Grecia antigua, otras sobre el Sistema Solar y algunas sobre la geografía estadounidense, una guía personal para la obra de William Shakespeare y, en fin, una vastísima colección de libros sobre temas diversos, inesperados en un “simple” escritor de ciencia ficción.

¿Cómo pudo Asimov escribir más de 500 libros en su vida? En nuestra época de grandes proyectos pero pocas realizaciones, la suya parece una labor titánica, inalcanzable.

Concentración, amor y curiosidad insaciable son algunos de los rasgos de personalidad que, cultivados en hábitos específicos, hicieron de Asimov este autor desbordado e inteligente.

1. Nunca dejes de aprender

El campo de intereses de Isaac Asimov fue sumamente amplio y así se reflejó en su obra: la historia de Roma, la historia de la química, literatura, mitología, religión, astronomía y varios más ámbitos de conocimiento. Él mismo no fue sólo un escritor (por más que esto, en su caso, es por sí mismo admirable) sino también doctor en bioquímica por la Universidad de Columbia. Esa curiosidad insaciable es sin duda uno de los elementos decisivos para tener siempre algo qué decir y, además, para decirlo a partir de una amplitud de horizontes: con riqueza, creatividad, sentido crítico. Por último, es un claro ejemplo de que la instrucción escolarizada no es la única posible. Respecto de este rasgo de su personalidad, Asimov llegó a decir:

No habría podido escribir la variedad de libros que completé únicamente con el conocimiento que obtuve en la escuela. Tuve que mantener un programa autodidacta de educación. Mi biblioteca de libros de referencia creció y me di cuenta de que tendría que esforzarme en ellos por mi miedo constante de malentender un aspecto que a alguien experto en el tema le parecería una simpleza.

2. No te obsesiones con los posibles bloqueos

En los proyectos creativos puede ser más o menos normal o previsible que el flujo de trabajo llegue a un punto de bloqueo o de interrupción forzada. Con todo, la creatividad auténtica no se detiene realmente. En el caso de Asimov, la solución a esos bloqueos era simple: pasar a otra cosa:

No me quedo mirando las hojas en blanco. No paso mis días y mis noches acariciando una cabeza vacía de ideas. En vez de eso, simplemente dejo la novela y acudo a cualquiera de la docena de proyectos que tengo pendientes. Escribo una editorial, un ensayo, un cuento o trabajo en mis libros de no ficción. Para cuando me canso de esto, mi mente es capaz de realizar su trabajo y recuperarse. Regreso a mi novela y me doy cuenta de que puedo escribir con facilidad.

3. No ignores tus temores, pero tampoco les brindes más atención de la que merecen

El trabajo creativo viene acompañado, con cierta frecuencia, de miedo. Hay quien teme fracasar, hay quien teme no ser tan bueno como sus predecesores, hay quien siente temor a la crítica, al rechazo, etc. Asimov llamó “resistencia” a este cúmulo de dudas respecto de la creatividad propia. Con todo, si se desea hacer algo, es necesario vencer dicha resistencia o, de lo contrario, nunca se emprenderá nada:

El escritor ordinario está destinado a ser asaltado por las inseguridades conforme escribe. ¿La frase que acaba de crear es sensata? ¿Está tan bien expresada como podría? ¿Sería mejor si estuviera escrita de forma diferente? El escritor ordinario está, por lo tanto, siempre revisando, siempre cortando y cambiando, siempre tratando de expresarse de diferentes maneras y, por lo que sé, nunca está completamente satisfecho.

¿Quieres ser ordinario o extraordinario en lo que haces? ¿Quieres seguir soñando con algo perfecto y nunca realizarlo, o hacer algo lo mejor posible, pero hacerlo?

4. Revisa tus estándares

En el sentido del punto anterior, es recomendable que pienses los criterios y estándares desde los cuales consideras tu propio trabajo. Si eres el juez más terrible de tu propia labor, es posible que entonces nunca te permitas emprender o consumar algo, pues nunca estarás satisfecho con tus resultados. El consejo de Asimov es sencillo:

Un escritor puede sentarse y dudar de la calidad de su escritura. O puede amar su propia escritura. Yo la amo.

Aunque puede sonar un tanto abstracto o ambiguo, el amor es la mejor forma de aproximarnos a todo lo que hacemos. Por lo demás, como reza la frase, “Roma no se hizo en un día”, es decir, si es el caso de que puedes realizar una obra maestra, la única manera de hacerlo es experimentando, practicando, equivocándote, aprendiendo de tus errores, aceptando tus limitaciones y creyendo en tus capacidades.

5. Haz más de lo que haces

Para el momento en que determinado libro se publica, el escritor no tiene mucho tiempo para preocuparse de cómo será recibido o si se venderá. Para entonces ya habrá vendido muchos otros y está trabajando en otros: eso es lo que le preocupa. Y eso intensifica la paz y la calma en su vida.

Paradójicamente, en nuestra época estamos habituados a “hacer mucho” pero, en última instancia, sentimos que en realidad no hacemos nada. Parece, sin embargo, que más que hacer mucho tenemos divida nuestra atención en muchas cosas, con lo cual nos saboteamos a nosotros mismos, pues el multitasking que tanto se fomenta ahora se convierte, también, en angustia y estrés. Cuando Asimov nos insta a “hacer más” se refiere a obras sustanciales, de esas que realizamos con interés, empeño, gusto y entusiasmo –y no sólo a distraernos con Facebook mientras se supone que escribíamos.

6. El secreto final…

Una vez un amigo, colega escritor, le preguntó a Asimov de dónde obtenía sus ideas; éste respondió:

Pienso y pienso y pienso hasta que estoy listo para matarme. ¿O creías que es fácil tener una buena idea?

La declaración suena un tanto radical, pero quizá nos parece así porque no estamos habituados a actuar con valentía, arrojo ni determinación; no creemos que en eso que de verdad deseamos y queremos hacer para nuestra vida debería estar puesto todo lo que somos, todas nuestras capacidades, todos nuestros conocimientos, nuestra energía, toda nuestra atención, pues sólo así es posible crear algo que no existe, que necesitamos construir por nosotros mismos, por la sencilla razón de que se trata de algo que cada uno de nosotros quiere y que sólo encontraremos satisfactorio luego de esa realización paulatina, apasionada, ardua, profundamente personal.”

Artículo tomado de: https://pijamasurf.com/2017/03/los_6_habitos_de_isaac_asimov_para_escribir_500_libros_o_simplemente_para_hacer_realidad_tus_proyectos/