«La batalla de Cuautla fue una acción militar emprendida entre el 19 de febrero y el 2 de mayo de 1812, en la población de Cuautla, hoy estado de Morelos. El ejército insurgente fue sitiado por las tropas españolas comandadas por Félix Calleja. Los insurgentes resistieron setenta y tres días el sitio impuesto por los realistas y en más de una ocasión intentaron romper el cerco. La madrugada del 2 de mayo, el comandante insurgente José María Morelos y sus lugartenientes Hermenegildo Galeana y Mariano Matamoros, huyeron de Cuautla, finalizando así la acción militar.
Mapa de Cuautla Amilpas (hoy Cuautla Morelos), realizado en 1812.
El virrey Venegas había advertido la posibilidad de que Morelos atacara la Ciudad de México, por eso ordenó a Calleja trasladarse a Cuautla. Leonardo Bravo comenzó a fortificar las trincheras de Cuautla, mandó abrir troneras en los conventos y en las casas principales. Mariano Matamoros logró obtener víveres y pertrechos. En total, las fuerzas insurgentes sumaban 3000, 2000 de infantería y 1000 de caballería, comandadas respectivamente por Francisco Ayala y el coronel Cano. La artillería constaba de 16 cañones, entre ellos «El Niño», propiedad de los Galeana, y que era usado en las fiestas de Cuautla. La madrugada del 10 de febrero, se supo de la llegada de Calleja a Cuautla, y Galeana salió a fortificar la plaza y el convento de San Diego. Leonardo Bravo comandó las fuerzas de Santo Domingo, y Mariano Matamoros junto con Víctor Bravo, vigilaban las trincheras del punto sur. Morelos se dedicó a inspeccionar sus tropas, vigilar el punto norte de Cuautla y transportar a la ciudad todas las provisiones.
El 18 de febrero, Calleja inició el primer ataque a Cuautla, sus tropas sumaban 5000 hombres, pero días después llegó a 7000, con los refuerzos de Ciriaco del Llano, sus batallones venían desde Asturias, Guanajuato, Lovera, San Luis Potosí, Zamora y Tulancingo, y en su mayoría eran dirigidos por José Gabriel de Armijo. Calleja se lanzó con 500 soldados a la loma de San Diego para hacer un reconocimiento a la ciudad. Morelos lo observó desde la loma de Cuautlixco, a media legua de Cuautla, e intentó repeler el ataque español. Matamoros y Bravo lo intentaron disuadir, pero Morelos los calmó diciendo que únicamente se trataba de una inspección al enemigo. Calleja observó el movimiento insurgente y preparó dos cañones, los cuales fueron destrozados por las tropas de Morelos. A pesar de haber hecho huir a las avanzadas realistas, Morelos y su escolta recibieron varios ataques, varios de sus soldados fueron hechos prisioneros, murieron o huyeron a Cuautla, donde Galeana se enteró de la noticia y con 50 hombres se lanzó a la batalla. Morelos estuvo a punto de ser hecho prisionero, pero uno de los soldados de Galeana lo salvó y regresó a Cuautla.
Batalla de Cuautla. Pintura en el museo José María Morelos de Cuautla.
Tras el fallido ataque a Cuautla, Calleja escribió a Venegas afirmando que en Cuautla se encontraban cerca de doce mil insurgentes, y que si no era posible tomar la ciudad, pondría un sitio. Esa noche, reunió en junta de guerra a todos los militares realistas para discutir el cerco; al día siguiente, Calleja comunicó al Ministerio de Guerra la decisión tomada: se impondría un sitio de entre seis u ocho días a Cuautla, y solicitaba refuerzos para poder abarcar todas las salidas, que en total sumaban una legua, pero podía reducirse a la tercera parte.
Una vez que Calleja reunió los batallones necesarios, comenzó a rodear Cuautla. El cuartel general quedó ubicado en el poniente, cerca de los hospitales, proveeduría y el depósito de parque, exactamente dentro de la hacienda de Buenavista. En las lomas de Zacatepec se asentó Ciriaco del Llano. Los batallones de Asturias y Lovera cuidaban la ciudad, sobre el barranco de «Agua Hedionda», llamado así debido a sus manantiales de aguas sulfurosas. Los españoles construyeron un puente de dos leguas, con el que remataron la ciudad fortificada. Morelos fortificó la hacienda de Buenavista y el terreno conocido como «El Platanar», comúnmente asediado por Llano. Entre el 1 de marzo y el 9 de marzo, Galeana fue acorralado en El Platanar por Llano, hasta que el día 10 logró echar por tierra a los invasores en Zacatepec. Ese mismo día comenzó un bombardeo tras el cual Llano estuvo a punto de entrar en la ciudad, pero Nicolás Bravo lo detuvo, al tiempo que Matamoros logró escapar del sitio. Por la noche, Calleja escribió lo siguiente al virrey:
Cuento hoy, 13 de marzo a las seis de la mañana, cuatro días que sufre el enemigo como pudiera una guarnición de las tropas más bizarras sin dar ningún indicio de abandonar la defensa. Todos los días amanecen reparadas las pequeñas brechas que es capaz de abrir mi artillería de batalla: la escasez de agua la ha suplido con pozos, la de víveres con maíz que tiene en abundancia
Esa misma noche, del 2 de mayo, se tomó la resolución en el campo insurgente de salir cuanto antes del pueblo, pues no se podían defender con normalidad debido a las epidemias, que habían llegado a afectar a más de la mitad de los soldados insurgentes. Morelos y Galeana enviaron a un emisario a observar el campo realista, y al volver con los insurgentes les informó que muchos soldados españoles ya estaban dormidos y otros estaban guardando el armamento. Fue entonces que ambos militares tomaron la decisión de abandonar Cuautla esa misma noche, y en menos de cuatro horas ya estaban fuera de la villa. Fueron avistados por soldados realistas que habían llegado al campamento de Calleja esa misma noche, quienes de inmediato intentaron detener el avance de Morelos y su tropa. Luego de una lucha de menos de dos horas, alrededor de las cuatro y media de la mañana del 2 de mayo, las fuerzas insurgentes comandadas por José María Morelos habían abandonado Cuautla, atribuyéndose una «victoria» para los insurgentes».
José María Morelos, líder de las tropas insurgentes que vencieron a los realistas en el Batalla de Cuautla.
Fuente original: https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Cuautla
https://www.gob.mx/sedena/documentos/2-de-mayo-de-1812-se-rompe-el-sitio-de-cuautla?state=published