Breve historia de la Bandera Mexicana

El proceso que llevó al diseño de la Bandera Nacional que conocemos actualmente es tan largo como la propia historia del país. Se reconocen cuatro banderas principalmente, que dieron sentido a los sucesos históricos del momento, y que, de alguna manera, ofrecen en sus diseños breves notas de esos acontecimientos.

La que es considerada como la primera Bandera mexicana, es el estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe que empuñó el cura Miguel Hidalgo durante el grito de Dolores. En ese sentido, los historiadores han señalado que su importancia radica en su papel de símbolo insurgente dentro de la lucha independentista.

Cronología de la bandera de México

1810 – Estandarte del padre Hidalgo

El cura Miguel Hidalgo obtuvo de su santuario en Atotonilco un óleo con la imagen de la Virgen de Guadalupe y lo ocupó como estandarte del movimiento independentista.

Estandarte de la Virgen de Guadalupe

1812 – Bandera de Morelos

Aparece por primera vez en el centro de la bandera, un águila coronada, la cual está posada sobre un nopal que hace referencia al origen y fundación de Tenochtitlán. El General José María Morelos y Pavón identificó a su ejército con esta bandera albiazul.

Bandera adoptada por José Ma. Morelos y Pavón

1821- Bandera del Ejército Trigarante

La bandera se tiñe con los colores verde, blanco y rojo. Con la proclamación del Plan de Iguala, el Ejército Trigarante tomó este emblema como símbolo de identidad. Los colores se separan por franjas diagonales, el orden es diferente al actual y en el centro tiene una corona que significó la transición hacia el primer imperio mexicano gobernado por Agustín Iturbide.

1822 – Bandera del Primer Imperio

Las franjas de la bandera se colocan de manera vertical y reaparece la imagen del águila coronada, posada con el pie izquierdo sobre un nopal.

1847 – Bandera del Batallón de San Blas

La bandera porta la leyenda “Batallón Activo de San Blas”, que refiere al grupo militar que defendió el Castillo de Chapultepec el 13 de septiembre del mismo año. El color verde aparece del lado izquierdo, seguido del blanco y rojo. El águila real posa de frente, con las alas extendidas y devorando una serpiente.

1863 – Bandera del Imperio de Maximiliano

Durante el imperio de Maximiliano de Habsburgo, apoyado por el grupo político conservador opuesto al presidente Benito Juárez. La bandera mantuvo el águila y los tres colores en el orden tradicional, enmarcados por escudos de armas que evocaban a las familias y cortes europeas.

Bandera de Benito Juárez 1863

Bandera utilizada por los Liberales

1880 – Bandera de Don Porfirio Díaz

Porfirio Díaz, quien gobernó México durante 30 años adoptó una bandera con el águila viendo de frente, devorando a la serpiente, y parada sobre un nopal, rodeada con una corona de laureles.

Bandera utilizada en el Porfiriato

1968 – Bandera actual

El 20 de septiembre de 1916, el presidente Venustiano Carranza expidió un decreto en el que se ordenaba que el escudo oficial sería la del águila viendo de perfil, con sus alas abiertas y devorando una serpiente de cascabel. Además, con la leyenda Estados Unidos Mexicanos.

En 1968, durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz se decretó que la forma de la bandera se define en la «Ley sobre las características y el uso del Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales”.

Información tomada de: https://www.gob.mx/bancodelbienestar/articulos/historia-de-la-bandera-de-mexico?idiom=es

https://www.gob.mx/sre/articulos/conoce-la-historia-de-nuestra-bandera-esmibandera

Protocolo de Kioto

Efeméride del día…

El Protocolo de Kyoto fue aprobado el 11 de diciembre de 1997. Debido a un complejo proceso de ratificación, entró en vigor el 

16 de febrero de 2005.

PROTOCOLO DE KIOTO SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO

Busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta y promueve el crecimiento sustentable de los países en desarrollo.

El Protocolo de Kioto fue creado para reducir las emisiones de gases de efecto (GEI) invernadero que causan el calentamiento global. Es un instrumento para poner en práctica lo acordado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.  

Los principales GEI en la atmósfera terrestre son las siguientes:

  1. Vapor de agua
  2. Dióxido de carbono
  3. Metano
  4. Óxido de nitrógeno
  5. Ozono

Fue inicialmente adoptado el 11 de diciembre de 1997 en Kioto, Japón, pero entró en vigor hasta 2005. La decimoctava Conferencia de las Partes sobre cambio climático (COP18) ratificó el segundo periodo de vigencia del Protocolo de Kioto desde enero de 2013 hasta diciembre de 2020.

El protocolo ha logrado:

  1. Que los gobiernos suscribientes establezcan leyes y políticas para cumplir sus compromisos ambientales.
  2. Que las empresas tengan al medio ambiente en cuenta al tomar decisiones de inversión.
  3. Fomentar la creación del mercado del carbono, cuyo fin es lograr la reducción de emisiones al menor costo.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue firmada por el Gobierno de México en 1992 y ratificada ante la Organización de las Naciones Unidas en 1993. El protocolo entró en vigor el 16 de febrero de 2005 para las naciones que lo ratificaron, entre ellas México, que lo hizo en el año 2000.

Además de los compromisos de mitigación de los países desarrollados,el Protocolo de Kioto promueve el desarrollo sustentable de los países en desarrollo.   México tiene el quinto lugar a nivel mundial en desarrollo de proyectos MDL(Mecanismo para Desarrollo Limpio) en las áreas de recuperación de metano, energías renovables, eficiencia energética, procesos industriales y manejo de desechos, entre otros.

Información tomada de: https://www.gob.mx/semarnat/articulos/protocolo-de-kioto-sobre-cambio-climatico

“Entran a la cámara funeraria”…

Un día como hoy, en el año de 1923, el arqueólogo inglés Howard Carter entraba en la cámara funeraria del antiguo faraón egipcio Tutankamón .

“Howard Cárter y Arthur Mace derriban el muro que separa el anexo de la cámara funeraria de Tutankamón”.

Muchos arqueólogos habían viajado a Egipto durante el siglo XIX con el objetivo de descubrir las tumbas de los grandes faraones, las cuales contenían, además de sus cuerpos cuidadosamente preservados, valiosos tesoros. Varias de las tumbas encontradas habían sido saqueadas y despojadas de sus riquezas hacía mucho tiempo.

El arqueólogo Howard Carter viajó a Egipto convencido de que había al menos una tumba que no había sido encontrada: la del desconocido faraón Tutankamón, quien vivió alrededor del año 1400 a.C. y murió cuando todavía era un adolescente. Su búsqueda fue financiada por el adinerado británico Lord Carnarvon. A principios de 1922, al ver que los años pasaban sin ningún hallazgo, Carnarvon quiso suspender la investigación, pero el arqueólogo lo convenció de extenderla un año más. A fines de 1922, el equipo de Carter encontró una antigua puerta sellada, que correspondía a la tan buscada tumba de Tutankamón. Ingresaron a la cámara interior el 26 de noviembre, y se sorprendieron al encontrarla prácticamente intacta después de más de 3000 años. El 16 de febrero abrieron la última cámara. Allí encontraron, además de diversos tesoros como joyas y estatuas, un ataúd de oro macizo que contenía el cuerpo momificado del faraón.

“Panorámica de la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón. Al fondo, el muro oeste, donde se representan las doce horas de la noche.”
“Detalle de la decoración mural del muro norte. En ella Tutankamón, sujetado por su ka, abraza al dios Osiris.”

Información tomada de: https://www.historylatam.com/hoy-en-la-historia/arqueologos-ingresan-la-ultima-camara-de-la-tumba-de-tutankamon

Y

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/significado-sagrado-pinturas-tumba-tutankamon_18213

¡Touchdown! 8 películas de futbol americano en streaming para ver antes del Super Bowl

Luego de una laaaaarga espera para los fans del futbol americano, al fin llegó el día del Super Bowl 2023-2024.

Para celebrar este gran encuentro que une a fans y personas ajenas al deporte, te preparamos una lista con 8 películas de futbol americano que puedes ver en Disney Plus, Netflix y Amazon Prime Video.

Y aunque no sepas bien cómo se juega este deporte, te prometemos que estas películas son tan buenas que no importa si no le entiendes al juego.

Algunas son de comedia, otras son basadas en la vida real y unas son ideales para ver con niños y el resto de la familia. Así que ponte tu jersey, prepara las palomitas y disfruta de estas grandes historias.

Julio Verne

El autor francés reflejó en sus popularísimas novelas de aventuras las dos grandes aspiraciones del siglo XIX: la exploración del mundo y el progreso tecnológico

Julio Verne fue uno de los autores más prolíficos y leídos de la historia. La fórmula de su éxito se debió a la combinación de dos elementos que apasionaban a la sociedad europea de finales del siglo XIX y principios del XX: las aventuras de los exploradores que se adentraban en territorios desconocidos hasta entonces –como los polos, el África tropical o las profundidades submarinas–, y los avances científicos y tecnológicosque plasmaba en sus obras. Esto último le otorgó un aura de escritor visionario, al ir un paso por delante de la realidad de su época (máquinas voladoras, submarinos, viajes espaciales…), aunque él siempre defendió que sus predicciones estaban basadas en la aplicación lógica de la tecnología existente en la época.

Jules Verne nació en el seno de una familia burguesa de Nantes el 8 de febrero de 1828. Su padre, Pierre Verne, era notario ydescendiente de todo un linaje de abogados. Su madre, Sophie Allotte, pertenecía a una casta de militares. La casa de la familia se encontraba en un exclusivo barrio de la ciudad del Loira, donde la mayoría de las lujosas mansiones eran propiedad de armadores de barcos que, enriquecidos por el «oro negro» de la trata de esclavos, vivieron su época de esplendor en el siglo XVIII.

No en balde el puerto fue escala de los buques negreros que se dirigían a Estados Unidos. Todavía hoy puede verse la decoración favorita de esos tratantes: mascarones esculpidos en sus fachadas, cuyas caras representaban seres mitológicos, indios, negros e incluso a familiares de los comerciantes. El novelista saldó esta mancha cívica de su ciudad natal en Un capitán de quince años, donde condenó «el abominable tráfico de cargamento de ébano».

UN ESPÍRITU VIAJERO Y AVENTURERO

Las biografías de Julio Verne cuentan una anécdota, probablemente apócrifa, sobre su precocidad aventurera. Dicen que a los once años se escapó de casa para enrolarse como grumete en el mercante Coralie y que su padre le bajó del barco cuando éste iba a zarpar rumbo a la India. Pero lo que en verdad despertó la pasión literaria de Verne fueron las historias que le contaba su maestra de escuela, esposa de marino, así como la vista del muelle desde su ventana. Aquel bosque de mástiles, las banderas de colores y el trajín de la carga y descarga le hicieron soñar con echarse a la mar inexplorada.

En sus años de educación secundaria, en los que ganó un premio de geografía, prendió su afición a coleccionar revistas científicas. También devoró libros de aventuras, desde Robinson Crusoe a Ivanhoe, y dedicó poemas a su primer amor, mademoiselle Caroline. El rechazo de la joven, comprometida con un vizconde, frenó su vena artística y, desilusionado, aceptó el consejo paterno de ir a estudiar Derecho a París. Ese viaje lo realizó en dos medios de transporte que le fascinaron y adoptó para sus novelas: el piróscafo, o barco de vapor, y el ferrocarril.

Fue así como Julio Verne llegó en 1847 a una ciudad en vísperas de la revolución liberal que derrocó al rey Luis Felipe, en cuyo lugar se proclamó una república democrática. No obstante la agitación política, Verne se limitó a frecuentar a la bohemia del Barrio Latino que, en pleno romanticismo, admiraba a Balzac, Víctor Hugo y Musset. Por esta vía se introdujo en la tertulia literaria del salón de madame Barrère, donde entró en contacto con Alexandre Dumas hijo, que lo aconsejó. A raíz de este apoyo, escribió obras teatrales, relatos cortos y libretos de ópera, y renunció a ejercer como jurista, en contra del criterio paterno.

También entabló amistad con Nadar en el Club de Prensa Científica. Este fotógrafo aeronauta –que en 1862 haría los primeros retratos de la Ciudad de la Luz desde un globo– contagió a Verne la pasión por el vuelo aerostático. Fueron años de hambre, lo que le provocó trastornos digestivos crónicos, pero también de frenesí lector. Lo mismo leía sobre matemáticas y astronomía que descubría La incomparable aventura de un tal Hans Pfaall, de Edgar Allan Poe, sobre un viaje a la Luna en globo. Tras un empleo como secretario del Teatro Lírico, trabajó como agente de Bolsa, hasta que a los 24 años entró en la redacción de la revista literaria El museo de las familias para ocuparse de su sección científica.

Más tarde conoció a Honorine Deviane, una viuda de Amiens que tenía dos hijas, con la que se casó en 1857. El matrimonio no le proporcionó la estabilidad que esperaba. Más bien sintió que le encarcelaba, por lo que viajó a Escocia, Noruega y Dinamarca huyendo de la monotonía del hogar. La pareja tuvo un hijo, Michel, que resultó un quebradero de cabeza, pues, aunque llegó a ser un escritor aceptable, no dejó de dar disgustos a sus padres y los escandalizó por sus amoríos con actrices y por tener un hijo ilegítimo.

ESCRITOR ENCUENTRA EDITOR

En 1862 se produjo un encuentro decisivo. Julio Verne entregó al editor Pierre-Jules Hetzel un manuscrito que combinaba la literatura con la divulgación científica. Se trataba de Cinco semanas en globo, trasunto de los vuelos de su amigo Nadar, que se convirtió en un éxito de ventas sin precedentes. El propio Verne lo habría descrito con estas palabras: «Acabo de escribir una novela con una forma nueva, una idea propia. Si tiene éxito, constituirá, estoy seguro, un filón abierto». Hetzel lo vio de la misma manera. Cuando el escritor le llevó un manuscrito futurista, titulado París en el siglo XX, el editor lo rechazó por parecerle pesimista y muy técnico. «Daría la impresión de que el globo fue una feliz casualidad», le dijo, y conminó a Verne a volver al estilo original.

El astuto Hetzel le ofreció un contrato suculento, pero que en su letra pequeña camuflaba unas condiciones leoninas. Verne se comprometía a escribir dos novelas al año para la casa editorial durante los siguientes veinte años a cambio de 20.000 francos anuales por derechos de autor. Una suma elevada, pero que condenó al autor a una producción literaria a destajo durante el resto de su vida.

En busca de la tranquilidad para escribiral ritmo frenético que le imponía el contrato con Hetzel, el autor se instaló en Amiens, lejos del «ruido insoportable» y la «agitación estéril» de París. En la quietud de su despacho escribía desde las cinco de la madrugada hasta las once de la mañana. Su casa estaba cerca de la estación, lo que le permitía viajar tanto a la capital como al puerto de Le Crotoy, donde amarraba su barco (llegó a tener tres, de nombre Saint Michel) para salir a navegar, su gran pasión. Verne se integró plenamente en la vida social de la ciudad, de la que fue concejal de Educación, Museos y Fiestas. Entre sus logros se cuenta la construcción de un circo, encargado al arquitecto Émile Ricquier, alumno de Eiffel. Esta afición circense la reflejó en la novela César Cascabel (1890), que muestra el periplo de una familia de saltimbanquis que viaja en carreta a través del Oeste de Estados Unidos y de Siberia para regresar a Francia, atravesando durante el trayecto paisajes vírgenes y desiertos de hielo.

En la calma de Amiens, Verne concibió la mayoría de las obras agrupadas bajo el nombre deViajes extraordinarios. El autor escribió estas famosas novelas de aventuras hasta el año de su muerte, en 1905. En el prólogo a Las aventuras del capitán Hatteras (1864-1865), Hetzel proclamó que el objetivo de la colecciónconsistía en «resumir todos los conocimientos geográficos, geológicos, físicos y astronómicos acumulados por la ciencia moderna y rehacer, bajo la atractiva forma que le es propia, la historia del universo».

VIAJES EXTRAORDINARIOS Y PROGRESO

Los primeros títulos, de pequeño formato, se publicaron por entregas en el Magasin d’Education et de Récréation. Pero Hetzel pronto se percató de que también tenían buena salida comercial en un tamaño mayor y con una cubierta ilustrada. Así surgió la idea de las famosas portadas de los Viajes extraordinarios, diseñadas mediante la técnica del cartonaje, que consistía en encuadernar los libros con una cubierta de cartón forrada de tela ricamente decorada. La popularidad que alcanzaron las novelas de Verne llevó al editor a mimar la estética de los libros y renovarla según los gustos del público.

Esas entregas iniciales de los Viajes extraordinarios son un canto a la felicidad que el progreso traería para el hombre. El medio para alcanzar este logro social sería la ciencia y su divulgación a través de las novelas. Ahora bien, el escritor mezclaba en ellas las lecturas románticas de su juventud con ideas del socialismo utópico y del positivismo basado en la razón. Las historias de Verne aparecieron en un momento de optimismo colectivo, propiciado por la Revolución Industrial en Francia y la estabilidad política del régimen de Napoleón III. De ahí que los protagonistas de estos viajes sean exploradores de buen talante y las máquinas mejoren la vida de los hombres.

En Cinco semanas en globo, el sabio inglés Samuel Fergusson, en compañía de un criado y un amigo, recorre el continente africano a bordo de un globo hinchado con hidrógeno. En Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), el biólogo francés Pierre Aronnax, embarcado en el buque Abraham Lincoln, es arrojado al mar y va a parar al submarino Nautilus del legendario capitán Nemo. Viaje al centro de la tierra(1864) narra la expedición de un profesor de mineralogía, el doctor alemán Otto Lidenbrock, hasta el núcleo del planeta desde un volcán en Islandia. Y en La isla misteriosa (1874), los tripulantes de un globo caen en una isla bajo la que se esconde el reino acuático del capitán Nemo.

Con el paso del tiempo, sin embargo, los libros de Verne se vuelven más pesimistas. A finales de siglo, las potencias europeas rivalizaban por la expansión de sus respectivos imperios coloniales, y la ciencia y la tecnología se ponían al servicio de la industria y el capital. Verne sintió flaquear su feen el progreso y desplazó a sus personajes desde los descubrimientos geográficos hasta mundos más reconocibles. Tal es el caso de la novela El rayo verde (1882), en la que un impulso romántico lleva a los protagonistas hasta las costas de Escocia para contemplar este fenómeno atmosférico. O El castillo de los Cárpatos (1892), novela de ecos góticos y vampíricos ambientada en Transilvania. En el prólogo a esta última, Julio Verne se lamenta de que al final del «pragmático siglo XIX» ya no hay nadie que invente leyendas, ni siquiera en los países más mágicos.

EL PADRE DE LA CIENCIA FICCIÓN

La Europa de Julio Verne vivió una revolución industrial. Las fábricas, la tecnología, la máquina de vapor, el telégrafo y las comunicaciones transformaron el mundo y lo empequeñecieron: la apertura del canal de Suez, el ferrocarril del Pacífico en Estados Unidos o el Transiberiano en Asia acortaron las distancias. Los nuevos medios de comunicación de masas dieron noticias puntuales de estos progresos. Éste era el caldo de cultivo idóneo para que el escritor francés vaticinase avances tecnológicos del siglo XX. De este modo, junto con H. G. Wells, Verne se erigió en uno de los padres de la ciencia ficción. Ahora bien, esta adoración por la ciencia del futuro no fue premeditada y se debía a su afán divulgador: «Yo simplemente he hecho ficción de aquello que posteriormente se convertiría en un hecho, y mi objetivo no era profetizar, sino difundir el conocimiento de la geografía entre la juventud«, afirmó en una entrevista de 1902.

Los inventos que imaginó Verne se anticiparon a su tiempo. Unos se cumplieron: el submarino, los cohetes a la Luna, las capitales superpobladas, el teléfono, las guerras bacteriológicas y las videoconferencias. Otros no cuajaron: los periódicos hablados, los tubos neumáticos a través de los mares y los transformadores solares que uniforman las estaciones. Pero todos fueron impulsados por una imaginación prodigiosa y una fe ciega en el progreso: «Mi lema ha sido siempre el amor al bien y a la ciencia«, decía. La obra de Julio Verne también contribuyó a arrojar una nueva mirada sobre el paisaje, cuya percepción experimentó cambios revolucionarios en el siglo XIX. Desde la Antigüedad, la visión tradicional del espacio había sido frontal; y de frente atisbaba el horizonte el correo del zar, Miguel Strogoff, durante su misión por los dilatados espacios que separaban Moscú de Irkutsk. Sin embargo, el ferrocarril trajo consigo una percepción lateral del espacio, pues los viajeros miraban el paisaje desde una ventanilla, lo que anticipaba dos nuevos lenguajes: el cine y el cómic. Gracias a la velocidad del nuevo medio de transporte, Phileas Fogg y su inseparable mayordomo Passepartout cubrieron en tren la mayor parte de La vuelta al mundo en ochenta días(1872).

Ahora bien, los ojos de los hombres de la Belle Époque también se alzaron hacia el cielo. En Cinco semanas en globo, los exploradores observan la tierra a vista de pájaro. En De la Tierra a la Luna (1865), y en su adaptación al cine por Méliès, los astronautas contemplan panorámicas similares a las del cohete Apolo VIII. Esa misma mirada también se dirigió al mundo subterráneo en Viaje al centro de la Tierra, y a las profundidades insondables en Veinte mil leguas de viaje submarino, donde el capitán Nemo recorría el lecho marino a bordo del Nautilus, descubriendo un mundo nuevo con criaturas desconocidas y legendarias. Los lectores habían pasado a tener una percepción vertical del paisaje y las novelas de Julio Verne reflejan esa revolución visual de los tiempos modernos.

POR AMOR A LOS MAPAS

La vida sedentaria de Julio Verne no le impidió recorrer los planetas con el pensamiento en De la Tierra a la Luna y otras obras. En 1894, Mary A. Belloc, una redactora de la revista The Strand Magazine, hizo una entrevista al escritor. Preguntado acerca de su proceso creativo, y en concreto por el origen de sus ideas científicas, Verne respondió: «El secreto está en que me ha apasionado siempre el estudio de la geografía. Creo que mi interés por los mapas y por los grandes exploradores del mundo me indujo a escribir mis novelas». Tal vez por eso, en su casa de Amiens, llama la atención un globo terráqueo posado sobre su escritorio, cuya esfera está picada por las incisiones de compás que el escritor hacía para medir las distancias.

Información tomada de: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/julio-verne-escritor-visionario_13488

Charles Dickens

Dickens tuvo una infancia dura y algunas desgracias personales que marcaron su obra. Además, siempre se sintió muy cercano a los pobres y oprimidos.

Fue un simpatizante del pobre, del miserable y del oprimido, y con su muerte el mundo ha perdido a unos de los mejores escritores ingleses«. Con este epitafio, el mundo despedía el 9 de junio de 1870 a Charles Dickens, el mayor exponente de la literatura decimonónica británica.

De familia humilde, el pequeño Charles no recibió ningún tipo de educación hasta los 9 años, cuando acudió a una escuela en Rome Lane y posteriormente aprendió cultura general de la mano de un licenciado en Oxford llamado William Gile. Cuando estaba fuera de casa leía sin parar, sobre todo novelas picarescas, siendo Henry Fielding, un novelista y dramaturgo inglés conocido por sus escritos satíricos y humorísticos, su escritor favorito.

UNA INFANCIA DURA

La vida de Charles Dickens dio un vuelco cuando su padre fue encarcelado por un problema de deudas y casi toda familia tuvo que irse a vivir con él a prisión, algo habitual en la época. Charles, sin embargo, fue acogido en una casa regentada por una tal señora Roylance, en Little College Street, y los domingos visitaba a su padre y al resto de la familia. A los 12 años, Dickens entró a trabajar en una fábrica de betunes propiedad de una pariente de su madre. Allí pasaba diez horas al día pegando etiquetas en los botes de betún. Los 6 chelines semanales que ganaba le sirvieron para pagar el alquiler de la habitación y ayudar a su familia.

Cuando el padre de Dickens salió de la prisión recibió una herencia de 450 libras, pero a pesar de ello, su madre le obligó a seguir trabajando en la fábrica, algo que Charles nunca le perdonaría. Dickens reflejó todas estas experiencias en la que se considera su novela más autobiográfica, David Copperfield, publicada por entregas en 1849 y en forma de libro en 1850. En ella, su protagonista exclama: «Yo no recibía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estímulo, ningún consuelo, ninguna asistencia de ningún tipo, de nadie que me pudiera recordar. ¡Cuánto deseaba ir al cielo!».

En mayo de 1827, Dickens ejerció como pasante en el bufete de Ellis & Blackmore, y en 1828 empezó a colaborar como reportero en el Doctor’s Commons, una sociedad de abogados de Londres, y posteriormente como cronista parlamentario en el periódico vespertino True Sun.

PRIMERAS PUBLICACIONES

Entre los años 1833 y 1836, Dickens publicó, con el seudónimo que le había puesto su hermano pequeño, «Boz»,Sketches by «Boz», Illustrative of Every-day Life and Every-day People, donderecogía relatos cortos que habían sido publicados en varios periódicos y que presentaban, con mucho detalle y grandes dosis de sentido del humor, la vida cotidiana en Londres. Tras el éxito de la publicación, Dickens se casó el 2 de abril de 1836 con Catherine Thomson Hogarth con la que tuvo diez hijos.

En ese mismo año, y fruto de la colaboración con el ilustrador H. K. Browne, Dickens publicó su primer libro, Papeles póstumos del club Pickwic, considerada una obra maestra de la literatura inglesa. En ella describe el viaje por Inglaterra del protagonista, Samuel Pickwic, y sus amigos.

Entre los años 1836 y 1837, Dickens publicó Oliver Twist, novela en la que hace una ácida crítica de los numerosos males sociales de la época, como el trabajo infantil o la utilización de niños para cometer delitos. En 1843 publicó una de sus obras más famosas, Cuento de Navidad, un relato infantil que ha sido adaptado en innumerables ocasiones al cine, teatro y la televisión. Cuenta la historia de un hombre avaro y egoísta llamado Ebenezer Scrooge y su transformación al ser visitado por tres fantasmas durante una Nochebuena.

DESGRACIAS FAMILIARES Y UN ACCIDENTE

En 1850, la salud de Dickens empezó a deteriorarse tras la muerte de su padre, de una de sus hijas y la de su hermana Fanny. Además, su matrimonio no pasaba por un buen momento. El cuidado de sus diez hijos, unido a la presión que su esposa sentía por vivir con un escritor famoso, provocó que en 1858 la pareja se separase. A pesar de que el carácter de Dickens sufrió una gran transformación a consecuencia de todas estas desgracias, en 1859 publicó Historia de dos ciudades y en 1863 fundó el The Arts Club, un centro para las artes y reuniones sociales.

El 9 de junio de 1865, Dickens se salvó milagrosamente del accidente ferroviario que tuvo lugar en Staplehurst. El vagón en el que viajaba el escritor en compañía de Ellen Ternan, posiblemente su amante, y su madre, fue el único de primera clase que no se precipitó por un puente que estaba siendo reparado mientras el tren lo cruzaba. Esta terrible experiencia inspiró a Dickens un relato corto de terror llamado El guardavías, publicado en 1866.

A pesar de que el accidente le afectó profundamente, Dickens siguió escribiendo y en 1865 publicó Nuestro común amigo y comenzó a escribir El misterio de Edwin Droodobra que dejó inacabada y cuyo final ha provocado, hasta día de hoy, innumerables hipótesis.

Era deseo de Dickens ser enterrado en la catedral de Rochester, «de forma barata, sin ostentaciones y de forma estrictamente privada», pero lejos de ello, tras su fallecimiento a causa de una apoplejía el 9 de junio de 1870, el escritor fue enterrado con todos los honores en la llamada «esquina de los poetas» de la abadía de Westminster.

Información tomada de: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/charles-dickens-el-novelista-ingles-que-escribio-cuento-de-navidad_14332